El cisne negro

Nina (Natalie Portman) es una bailarina muy dedicada con años de práctica quien nos muestra que en su mundo no existe más que el ballet. Tiene una madre demasiado controladora e intensa que no le da muchas libertades. Un día, el director artístico de su academia decide que ese año interpretarán uno de los ballets más clásicos y puros, el lago de los cisnes de Tchaikovsky, en el cual el elegirá por medio de audiciones a aquella joven que cumpla con los parámetros para hacer de dos personajes a la vez (el cisne blanco y el negro) y así poder reemplazar a la anterior bailarina principal, Beth. Después de ver una vez más la audición de Nina el director la observa y le recalca que presenta ciertas cualidades de cisne blanco por su inocencia, pureza, obediencia pero que si quiere ambos papeles tiene que mejorar el del cisne negro, el cual es más sensual, seductor, astuto, impredecible. Para la interpretación del cisne negro, Nina tiene una nueva competencia llamada Lily (Mila Kunis) con un carácter más atrevido, perfecto para aquel papel y empieza a ser una amenaza para Nina. Ambas se hacen amigas pero con una cierta rivalidad, Nina se va exponiendo a la parte oscura de Lily y esto la empieza a destruir poco a poco.



En mi opinión fue una película muy interesante que nos enseña nuevamente que todo en exceso es malo. Fue tanta la obsesión que tuvo Nina para obtener el papel que empezó a tener problemas mentales, alimenticios e incluso alucinaciones que la llevaron al impredecible final que tuvo. En definitiva fue un filme estupendo con varias nominaciones y globos de oro. Una vez más, ¡Natalie Portman se jodidamente lució!